En un post magnífico, Paz Peña (tilt!) nos da unos excelentes razonamientos acordes con los tiempos sobre el ciber-plagio. Algunos profesores ven todavía a Internet como el diablo para el aprendizaje y cercenan el conocimiento del estudiante. Cercenan otros entornos como pueden ser los EVA o las clásicas plataformas de aprendizaje, pero eso es otra historia. Yo con este post estoy dando unas ideas y aumentando las reflexiones de Paz, si cabe, de manera breve. Por eso este conocimiento del plagio lo estamos socializando y poniendo en mente de muchos lectores para aumentar el aura del conocimiento sobre el tema. Eso es lo que permite la red, algo distinto a los cánones librescos a los que estamos acostumbrados. Algo que creo como dice la autora que no se han percatado de las posibilidades del aprendizaje social a través de la red. Y habrá plagio mientras tengamos metodologías individuales y transmisivas, éstas hacen que surja la picardía del estudiante. Mejor que nos lo diga con sus palabras la autora del post:

Me llama profundamente la atención que en ninguna de estas cuatro razones planteadas se problematice la construcción del conocimiento. Pereza, comodidad, ambición, ignorancia, son a mi entender razones del plagio intencional. Pero el que más bien responde a una frontera menos ramplona que aquel plagio, ese que se acerca al uso de fuentes para construir un texto lógico con inspiración más bien sintetizadora, tiene otras razones lejanas a las planteadas por el artículo de Comas y Sureda. La digitalización, el hipertexto, la Web 2.0, el FLOSS, los Creative Commons, etc., son todos fenómenos que diseccionan el saber y que de alguna u otra manera terminan influyendo en cómo conocemos. En palabras simples: atribuir el ciber-plagio a una fuente (alumno en este caso) es perder de vista que el saber es un proceso común. Pero para dimensionarlo, hay que alejarse de los dogmas cartesianos y de su consideración del aprender como propiedad privada del sujeto.

Tomando 5 citas de autores y rebatiendo algunos de sus argumentos concluye:

No sólo se ignora la problematización del conocimiento con la incorporación de las TIC, sino que ni siquiera divisamos la posibilidad de que los profesores cambien sus métodos evaluativos. Antes, a la luz de los que leemos en este artículo, es mejor endurecer los castigos, o aumentar el estado de alerta de los profesores o seguir gastando miles de dólares en hacer software anti plagio…

Es idea mía, ¿o podríamos buscar una salida mejor? ¿Al menos una que responda a la actualidad de los tiempos?

Este tema puede levantar muchas ampollas entre los círculos académicos. No lo hago con ese fin sino con el de la reflexión de la imposibilidad de control (aunque se establezcan controles con software anticopia para ahuyentar a los estudiantes. La cuestión va por otro lado. En el aprendizaje en red (Learning network) es un reto tecnológico de conocer en todo momento los procesos de aprendizaje y de visualizar los grafos de contenidos generados por el propio estudiante. Quizá quede lejos, pero muchas de las tecnologías se encaminan hacia una personalización y caracterización del contenido generado o «retomado». Estamos en una fase de transición, de mezcla en la que al confusión predomina. La ecología de los contenidos es también mezclada entre la normativas librescas dentro de contenidos digitales, en metodologías transmisivas (no en el sentido peyorativo) que operan y chirrían en contenidos conectivos y descentralizados («no-autor» como centro). No se compendia sino que se distribuye y se regeneran los contenidos. Otra de las cuestiones a evaluar es la credibilidad de los contenidos y su «karma», que debería la propia red darnos los mecanismos sociales para valorar y los propios intermediarios a través de su algoritmo como hacen los buscadores. Es un tema nada objetivo y que puede traer mucha controversia en su análisis cualitativo.

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About the author

Fernando Santamaría González Soy un investigador y formador en espacios online. Trabajando e investigando en temas de aprendizaje emergente.