Dentro de 30 años los grandes campus universitarios serán reliquias. Las universidades no sobrevivirán. Es un cambio tan grande como cuando apareció el primer libro impreso. (Peter Drucker)

Han pasado trece años desde que P. Drucker hizo su predicción amenazadora para el futuro de las universidades. Pero hasta que hemos dejado atrás el siglo veinte, la universidad como institución ha sido bastante estable en su capacidad para adaptarse y servir a la sociedad, y continúa haciéndolo hoy en día. Una prueba para la evolución de las instituciones de educación superior se puede encontrar en la gran diversidad de formas institucionales que muestra la educación superior, que van desde pequeñas facultades y universidades de ciencias aplicadas a complejos sistemas universitarios de las universidades privadas a las universidades globales online. De esta manera, las universidades están respondiendo a los retos y oportunidades inherentes a un mundo moderno, ya que están evolucionando para servir a nuevos usos en tiempos rápidamente cambiantes. Sin embargo, especialistas y profesionales académicos creen que la revolución, no la evolución, es el paradigma, que coherentemente caracteriza los cambios necesarios en el panorama de la educación superior.

Algunas instituciones de educación superior seguirán estando como están hoy, mientras que muchas otras probablemente se transformarán en diferentes tipos de organizaciones. Esta transformación será visible en varios aspectos: desde el exterior, desde la apariencia de las instituciones de enseñanza superior, relación con los estudiantes, autoorganización, definición de estructuras y detalles de funciones específicas. La transformación también será visible desde el interior, donde el cambio se caracteriza por la evolución de las culturas organizativas, y afecta a los valores, creencias y prácticas cotidianas de todos los interesados en el ámbito de la educación superior. Es probable que aparezcan nuevas formas de instituciones de educación superior que desafiarán tanto a nuestras experiencias y nuestros conceptos para las universidades como instituciones de investigación y enseñanza. Uno de los puntos que hará posible esa independización será el fin del monopolio de la certificación y con más años la de las acreditaciones susodichas.

Por otro lado, debemos considerar, según R. Barnett, tres espacios transformativos para el cambio de las estructuras en Educación Superior: el espacio pedagógico y curricular, el espacio del saber (se entiende por este espacio el que disponen los profesionales académicos para satisfacer sus intereses investigadores) y el espacio intelectual y discursivo (aquí se trata de la comunidad académica y de sus vinculaciones y aportaciones al discurso social y al gran público)

Creemos que estos cambios no sólo serán visibles en la superficie sino que también alterarán la verdadera constitución del núcleo de lo que presenta la educación superior y cómo se entrelaza con la sociedad. Creemos que los procesos actuales de cambio en su esencia se pueden caracterizar por un cambio hacia un nuevo paradigma de aprendizaje colaborativo, conectivo y heterárquico, en lugar de una desviación gradual hacia la diversificación. Este importante cambio de paradigma requiere a su vez un enfoque más estratégico para el cambio institucional, que se distingue en sí mismo de procesos evolutivos que han caracterizado a las universidades en décadas anteriores. Profundos cambios conciernen a la comunidad de gobierno de toda la educación superior en un esfuerzo combinado para crear un nuevo concepto global para las universidades:

  • Desde la perspectiva del estudiante, los factores clave para la innovación de la educación son temas como una creciente diversidad y cambios demográficos de la población, la necesidad de competencia en lugar de transferencia de conocimientos, la demanda de escenarios de aprendizaje orientados a la práctica en lugar de educación artificial «como si», e implementar las necesidades de movilidad para una educación superior global y no delimitadas a unas «fronteras».
  • Desde la perspectiva de los profesores, tendrá lugar una redefinición del equilibrio entre enseñanza, aprendizaje e investigación. En particular, la facultad tiene que configurar un nuevo panorama de la universidad, destruyendo barreras disciplinarias y adoptando nuevas formas de modelos educativos flexibles y centrados en el aprendiz, que estén orientados hacia el desarrollo de la innovación y la competencia.
  • Se demanda a los profesores que cambien sus roles desde transmisores de información en un paradigma distributivo a orientadores que dan soporte a la interacción social, innovación e invención que se ocupan de cuestiones nuevas y no respondidas como origen de los procesos de aprendizaje de los estudiantes en un paradigma de aprendizaje participativo y reflexivo.
  • El aprendizaje se reorientará a lo largo de paradigmas de colaboración, reflexión e interacción. Los procesos de aprendizaje, su evaluación y medición (el concepto de assessment es importante para una buena política de innovación a través de otros mecanismo evaluativos como pueden ser en aprendizajes en red/Learning Networks por medio de estructuras dinámicas y visuales por medio de herramientas de Análisis de Redes Sociales/SNA) se centrará en la pertinencia para la práctica y competencia. Los profesores tienen que ser artistas, jugando con la naturaleza dialógica del aprendizaje y la enseñanza. Tienen que encontrar formas más creativas de proporcionar educación en una amplia gama de modelos pedagógicos. Es necesario experimentar con nuevos modelos de actividad relativos a las dimensiones de lugar y espacio, tiempo y temas. Los Institutos de apoyo al Aprendizaje (y no hablamos de tecnologías) en los espacios universitarios tienen un valor importante para generar los mecanismos de cambio que lo vemos en el siguiente punto.
  • Los Gobiernos de las universidades tienen que desarrollar centros de apoyo a la enseñanza/aprendizaje e investigación que sugieran forma de organizar la educación superior por delante de retos apremiantes y que logren una mejor comprensión de las necesidades de reestructuración. Más que la mera organización de los procesos de educación superior, estas nuevas entidades administrativas representan los valores, creencias y prácticas cotidianas que se están adoptando cada vez más en las universidades modernas. Ellas juegan un papel decisivo en el apoyo a toda la institución, en particular sobre cuestiones como la integración de la información y la comunicación para el aprendizaje y la enseñanza, la interacción entre la investigación y la administración, la creación de flujos de conocimiento y la comprensión pública de la ciencia.
  • Las instituciones de educación superior en la actualidad están sobregestionadas e infradirigidas. Un nuevo papel de la gestión de la educación superior será del desarrollo sistemático y estratégico e implementación de puntos de vista sobre como se deben tranformar las instituciones de educación superior en organizaciones de aprendizaje líderes y atrevidas.
  • Finalmente, la sociedad y el gobierno encontrarán nuevas formas de identificación de las universidades como actores principales en el desarrollo de la capacidad de las sociedades para resolver problemas actuales y futuros para servir al bienestar y prosperidad económica de los ciudadanos.

Las cambiantes caras de la educación superior liderarán un panorama diferente, pero no unánime de la educación superior. Las universidades tendrán que negociar con varios campos que emergen como piedras angulares del cambio actual pero que a menudo no se entienden consecuentemente en sus posibilidades de reformar los panoramas actuales de las universidades. Entre ellas se encuentran los siguientes temas:

  • Lifelong Learning/aprendizaje permanente: las universidades se convertirán en actores principales para la provisión de oportunidades para el aprendizaje, reflexión e implicación de los ciudadanos en los procesos de aprendizaje en su itinerario de aprendizaje a lo largo de la vida. Mientras que esto requiere una voluntad de los ciudadanos para continuar aprendiendo, también requiere un compromiso para proporcionar oportunidades educativa y espacios que vayan más allá de la provisión actual de la educación superior cercenada e incompleta.
  • Adopción de las TIC en todos los niveles educativos: un enfoque de adopción que no está restringido a la distribución y presentación de materiales de cursos o informaciones dadas, sino que pretende conectar a estudiantes y profesores de universidades de todoel mundo en una web de comunidades sin fisuras que están colaborando, reflexionando, desarrollando y aprendiendo para la innovación.
  • Aprendizaje ubicuo: los escenarios de aprendizaje ubicuo que son asíncronos (en cualquier momento, en cualquier lugar) y disponibles en toda una gama de modelos diferentes de provisión de aprendizaje. Éstos incluyen cursos, talleres, compromisos a corto y largo plazo, grupos ad hoc y paneles internacionales de estudio, así como clases magistrales tradicionales, seminarios y clases, que no obstante sólo se utilizarán para la transferencia de conocimiento sino para estimular debates y discusiones. Las oportunidades de aprendizaje se harán compatibles con y corresponderán a diferentes estilos de vida y necesidades de una población estudiantil diversificada, estructuras de bajo costo, y subvenciones.
  • Aprendizaje colaborativo: los modos de aprendizaje interactivo y colaborativo que se centran en la implicación de grupos en la reflexión sobre problemas reales, romper barreras disciplinarias y establecer currículos interdisciplinarios.
  • Diversidad: la educación diversificada, que es capaz de servir a una población cada vez más diversa con distintos objetivos y necesidades.
  • Internacional: la educación internacional e intercultural, a medida que las universidades cada vez más son los puntos centrales para el cambio, la innovación y el desarrollo de competencias en una variedad de campos que son relevantes a nivel local, regional y necesidades globales.
  • Nuevas formas y modelos: los modelos de cambio, a medida que las universidades futuras desarrollen diferentes modelos para servir a la educación superior en distintas configuraciones entre provisión de educación episódica y secuencial, investigación y servicio público.

Culturas de cambio para las universidades del futuro

La implicación en culturas organizativas estará en el corazón de los intentos y estrategias de las universidades para responder a los retos señalados antes. Los cambios se basarán en tres pilares, sobre los que se construyó este libro:

  1. Estrategias para el cambio: en voluntad, las universidades modernas tienen que implicarse en un proceso de cambio.
  2. Competencias para el cambio: tienen que desarrollar las capacidades de sus profesionales, usar nuevas tecnologías, introducir nuevas tecnologías, nuevas formas de asociación y adoptar nuevas formas de sistemas para incentivar el desarrollo de nuevas formas de vivir y trabajar, enseñar e investigar en las universidades.
  3. Calidad e innovación como base para el cambio: mientras que la evolución natural de las organizaciones de aprendizaje puede ser el mejor modelo de cambio, hay que garantizar la preservación de los valores y misiones fundamentales en educación superior. La innovación estará en el corazón del desarrollo futuro de las universidades y se definirá a través del empoderamiento de las partes interesadas para participar en la definición e implementación de valores en la práctica profesional y reflexiva. La calidad no se caracterizará por el control y la inspección, sino por enfoques que lideren la implicación de las partes interesadas, que innovan e inspiras nuevas formas de servir a las necesidades de estudiantes e investigadores.
  4. El concepto de apertura desempeñará un importante papel. Los enfoques de innovación y liderazgo capacitarán a las universidades para trabajar juntas, más allá de las fronteras de disciplina u organización. La apertura conducirá a que las universidades crucen las fronteras nacionales y se conecten con una sociedad de excelencia en donde la colaboración de las mejores mentes genera beneficios mutuos para esta inteligencia conectiva. El movimiento de los recursos educativos abiertos (OER) liderará cada vez más las prácticas de educación abierta, lo cual cambiará escenarios educativos en laboratorios para la reflexión y participación de los aprendices en comunidades de práctica, aprendizaje a partir de experiencias compartidas. Las universidades serán menos organizaciones de conocimiento y más instituciones de aprendizaje y reflexión. Los materiales educativos y el conocimiento cesarán de constituir el santo grial académico. En lugar de esto, las universidades obtendrán fama y reputación si redefinen y dedican metodologías educativas, proporcionando oportunidades educativas en la colaboración con la industria y sociedades civiles y compartir sus recursos con beneficio mutuo para todos los socios. No conocimiento, sino sabiduría; no información, sino reflexión; no exclusividad sino inclusividad, serán las características de la excelencia de educación superior.

    El reto para las universidades es hacer uso de sus grandes recursos de creatividad y energía. Estos resultados asociarlos a espíritus y actividades empresariales, todo esto de manera que se desarrolle y preserve su misión y valores fundamentales. Las universidades del futuro podrían cambiar su apariencia, su estructura o su portfolio educativo, pero primero y ante todo, se reconocerán por las culturas que alteran, su forma mejorada de compromiso de usar el aprendizaje empleado para repensar sus propias estructuras e integrar todos las partes interesadas. Para mi, esta es la perspectiva que deben adoptar las universidades para una comprensión mejorada de la transformación institucional. El objetivo principal no es lograr un conjunto específico de objetivos predefinidos, sino más bien aumentar la capacidad de continuar, la energía, motivación y compromiso (término como la accountability da un paso al frente en universidades anglosajonas y no anglosajonas, por aquí todavía no tiene mucho peso) para avanzar hacia visiones audaces de los futuros universitarios. En resumen, el primer ojetivo, y más importante, de todos los esfuerzos de innovación es la construcción de la capacidad para el cambio estratégico, un cambio que es necesario para permitir que las universidades respondan a la evolución de esta sociedad cambiante y con formas de complejidad en sus estructuras.

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