La teoría de M. Prensky puede que no sea muy precisa en algunos conceptos, pero enmarca algunas cosas y elementos que hace que estas «herramientas» en unos entornos virtuales y de red estén cambiando los tipos de competencias y habilidades que hacen que se produzcan cambios
cerebrales. Hay algunos autores, como Teemu Arina que incluso habla de manera comparativa de de estructuras orgánicas como para un funcionamiento pleno de las estructuras empresariales y de organizaciones:

Quizá sea una metáfora errónea, pero no consiste en establecer confrontaciones sino de unificar posturas que hacen posible un mejor flujo de estadios comunicativos y sociales. En este nuevo paradigma, estamos viendo elementos que emergen como un iceberg, pero la parte oculta no es factible todavía de ver, ya que mientras no haya un estadio de cambio organizativo y estructural no podemos hablar de estructuras reticulares y de un cambio en todos los procesos de los entornos educativos. No son cerrados, ni sus postulados son conclusos, ni el profesor será profesor como lo entendemos. La pérdida de poder y de cambios no controlados hace que la comunidad de profesores esté inquieta, sean bloggers, amantes de las nuevas tecnologías, etc. Una de las causas de la brecha digital, del flujo de comunicación pobre entre estudiantes y profesores es el alto índice de fracaso escolar. Siempre ha existido esto, pero se agrava porque los estudiantes no entienden «para qué» sirve lo que están haciendo entre cuatro paredes cerrados al mundo exterior. Por otro lado se hace un uso ínfimo del aprendizaje informal. Si el eje de la convergencia europea y de las nuevas teorías de aprendizaje es el estudiante, ¿por qué seguimos haciendo uso, remozados con herramientas tecnológicas, deterministas y centralizados en el saber del profesor como fuente única de recurso, de manera guiada, pero fuente/flujo unidireccional?
El futuro está en el just-in-time del aprendizaje en entornos móviles, en los entornos inmersivos de aprendizaje, en las comunidades de práctica permeables y abiertas, en conocimiento abierto sin conclusiones, etc. donde muchos de los elementos debe ser invisibles en una estructura más amplia que unos simples apoyos institucionales. La estructura en una organización de tipo universitaria, debe ser sistémica y articulable hasta convertirse en algo orgánico como el gráfico de Teemu Arina; ya no será novedoso ni se le podrá llamar «nuevo», pero será orgánico con estructura reticular en una computación ubicua.
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