Está bien documentado que las artes tradicionales, tales como la pintura y la escultura siempre han estado influenciadas por los avances científicos. Las matemáticas y el arte, por ejemplo, tienen una larga historia de polinización cruzada, desde la proporción áurea y la idea de la belleza simétrica cuantificable en la antigua Grecia. Además de una multitud de artistas, como Leonardo da Vinci, Piet Mondrian, MC Escher y Salvador Dalí han incorporado famosos temas matemáticos en su trabajo.Hoy, más que nunca, arte y ciencia están altamente entrelazados en una esfera de influencia cíclica y la ciencia de la complejidad es simplemente una nueva fuente de inspiración. A medida que investigadores, científicos y diseñadores a través del mundo usan una variedad de herramientas tecnológicas para dar sentido a una amplia gama de estructuras complejas, inspiran a un número cada vez mayor enamorados del esquema de la red y su divulgación de los territorios ocultos. Esta seducción está dando sus frutos, con muchos proyectos de arte similares emergentes en una nueva tendencia llamada networkismo (término adaptado del inglés
networkism y sin término en español) que podemos apreciar
en esta web. Estimulados por las propiedades rizomáticas como la no linealidad, la multiplicidad o la interconexión y los avances científicos en áreas como la genética, la neurociencia, la física, la biología molecular, los sistemas informáticos y la sociología, el networkismo es una corriente artística pequeña pero creciente, caracterizada por la representación gráfica de estructuras figurativas de grafos, ilustraciones de topologías de red que revelan complicados patrones de nodos y enlaces. Como consecuencia directa del reciente estallido de la visualización de la red, el networkismo está igualmente motivado por el descubrimiento de nuevos dominios de conocimiento como lo es el deseo de la representación de sistemas complejosNunca es fácil introducir una corriente artística, ya que la mayoría de los artistas, y con razón, tienden a desprenderse de la definición de forma: su trabajo es una búsqueda individual y debería analizarse como tal. Sin embargo, todavía es posible establecer correlaciones y encontrar patrones que emergen de sus esfuerzos discretos. Las motivaciones generales del networkismo se expresan mejor con las palabras de la artista Sharon Molloy, una de los precursores de este movimiento:
Mi búsqueda es dar a conocer que todo está interconectado. Desde el átomo a la célula, al cuerpo y más allá a la sociedad y al cosmos, hay procesos subyacentes, estructuras y ritmos que se reflejan por todas partes y penetran en la realidad … una pequeña cosa lleva a otra y surgen patrones más grandes … . Este trabajo abarca lo múltiple, la red, lo paradójico y la idea de que incluso el más pequeño gesto o evento tiene un significado, y el poder de cambiar todas las cosas.
En una aparente alusión a la teoría del caos, las palabras de Molloy se hacen eco de muchas de las propiedades inherentes a los sistemas complejos: ritmo, movimiento, patrón, estructura, multiplicidad e interconexión. Todas éstas son cualidades de las redes observadas, pero también rasgos intrínsecos del trabajo de los artistas que actúan en este ámbito. Como práctica del arte de sistemas, el networkismol epitoma la noción de complejidad ordenada, orden y desorden del equilibrio con un sorprendente parecido a patrones naturales y visualizaciones científicas.
Sharon Molley – Transient Structure (2010)
Además de Molloy, otros actores centrales del networkismo son las artistas Janice Caswell y Emma McNally. Aunque las tres artistas parecen estar atraídas por las características más atractivas de las formaciones de red, con paisajes imaginarios de entidades interconectadas como tema predominante, sus motivaciones no son exactamente las misms. Mientras que Molloy parece estar cautivada por los descubrimientos científicos y las estructuras subyacentes en la naturaleza, Caswell persigue retratos de sus propios recuerdos como indescifrables mapas mentales. McNally, en cambio, está muy influenciada por el concepto de rizoma de Deleuze y Guattari, y su obra investiga las posibilidades de conexiones y desconexiones semióticas a través de un uso visual y conceptualmente denso del lápiz sobre el papel.
El trabajo de Molloy, Caswell y McNally tiene una fuerte correspondencia con el trabajo producido en la pintura de acción, arte generativo e incluso visualización de red. Entonces, ¿qué hace que el networkismo sea distinto como movimiento artístico independiente? Aunque similar en términos de producción visual, el networkismo es único en varios sentidos.
Datos no tangibles. En la mayor parte de los casos las entidades representadas sobre el lienzo y sus vínculos expresados son ficticios y no se refieren a un conjunto de datos existente. Este primer rasgo del networkismo pone a un lado similitudes evidentes con el diseño de la información o la visualización de red, campos que siempre emplean conjuntos de datos reales o hechos tangibles.
No totalmente aleatorio. Aunque se trata de elementos abstractos y vínculos respectivos, su ubicación en el lienzo parece estar cuidadosamente planificado, con una determinada composición visual en la mente. Esto difiere de la mayor parte del arte generativo y otras formas de arte algorítmico, que, además de distintos medios informáticos, tienden a emplear en su trabajo procesos aleatorios, autónomos.
Construcción nodal. La influencia fundamental del networkismo, como su nombre indica, son las topologías de red dispersas que suelen estar representadas por medio de un grafo. Es la configuración no lineal de la red definida en los conjuntos de nodos y enlaces, quien sitúa el networkismo en un contexto artístico diferente, distinto de otros movimientos artísticos del pasado y contemporáneos, en especial la pintura de acción y otras ramas del expresionismo abstracto.
A pesar de que la manifestación más fuerte del networkismo se está produciendo en la pintura y en la ilustración, no se limita a la expresión en dos dimensiones. La obra de Tomás Saraceno, en particular, una pieza con el fabuloso título Galaxies Forming Along Filaments, Like Droplets Along the Strands of A Spider’s Web (2008), que se mostró en la Bienal de Arte de Venecia en 2009, es un magnífico ejemplo de lo que trata el networkismo. En esta espectacular instalación, cuelgan en el aire varias formas bulbosas, sostenidas por una densa cuerda elástica entrelazada que se extiende por el suelo, paredes y techo. Se juega con la noción del espacio celeste y del enorme paisaje del planeta, como hilos invisibles que mantienen grupos de estrellas en un franco vacío, pero también alude a lo más pequeño, entidades a escala que a veces parecen la construcción de una red neuronal. La pieza es impresionante y teatral, aparatosa, y permite que los usuarios paseen libremente entre la multitud de bandas elásticas. La editora artística Kristin M. Jones describe su propia experiencia con la red de Saraceno en Frieze Magazine: «Chocar con una [cuerda] significó el envío de escalofríos a través de la red cosmológica esquelética, pero la torpeza obró para el beneficio del espectador, dotando a este universo sustituto con un sentido de interconexión y mutabilidad tangible».
Una pequeña muestra fotográfica de esta obra:
Galaxies Forming Along Filaments, Like Droplets Along the Strands of A Spider's Web (2008) de Tomás Saraceno
Si la Galaxies Forming Along Filaments ( Formación de Galaxias a lo largo de los filamentos) de Saraceno parece sostener las paredes blancas circundantes en un grácil montaje, los enrejados de la artista japonesa Chiharu Shiota invaden enfáticamente todos los rincones de la habitación, en un lúgrube enjambre de oscuras líneas. Sus espacios están rellenados con cientos de hebras de lana negra, densas capas que forman un capullo impenetrable y parece que está contaminado por la web intrusiva. Shiota no tiene un estudio, ni tampoco produce dibujos o notas de antemano. Ella sólo trabaja en el lugar y se basa únicamente en la recolección de recuerdos. Esto explica porque sus instalaciones se asemejan a soñadores escenarios que invocan el paso del tiempo o la erosión del recuerdo.
El artista bosnio Dalibor Nikolic también ha estado explorando los serpenteos de la red, pero en lugar de utilizar bandas elásticas o hilos de lana, Nikolic utiliza tubos de plástico y cables para producir muchas de sus complicadas formas en un notable esfuerzo de sistematización. Sus construcciones están hechas por la replicación continua de patrones básicos, siempre con un simple, o lo más simple posible, el proceso de montaje. Partiendo de la premisa de que todo está hecho de átomos, Nikolic encuentra una gran inspiración en la repetición de patrones sin complicaciones, como un modo universal de producción y la dualidad de lo absoluto y la nada. En una de sus piezas, apropiadamente titulada Network (2007), Nikolic construye un denso globo de las interconexiones de tuberías entrecruzadas y articulaciones ensambladas, asemejándose a las visiones de una noosfera, la esfera del pensamiento humano.
Un precursor visionario de las obras de Saraceno, Shiota y Nikolic viene de la mano de la conocida artista Gertrude Goldschmidt, conocida como Gego. Una verdadera precursora del networkismo, Gego nació y se crió en Alemania. En 1939, a la edad de veintisiete años, se trasladó a Venezuela, donde vivió el resto de su vida hasta fallecer en 1994. Su vocabulario artístico era único y en constante cambio. En sus dibujos, grabados y esculturas, ella mostró un punto de vista poco convencional e independiente, aparentemente inmune a las tendencias o estilos.
Sphere de Gego (1976)
La Reticularea de Gego es la pieza más popular y llamativa de su diverso cuerpo de trabajo. Exhibida por primera vez en el Museo de Bellas Artes de Caracas en 1969, se ataron entre sí varias mallas de aluminio, dispersas de forma irregular en el espacio cerrado de una sala. En un artículo de junio 2003 para Art in America, el crítico y conservador Robert Storr describe Reticularea como «un impresionante mosaico de elementos de alambre entrelazados en suspensión, que rellenan una gran sala blanca cuyas esquinas se han redondeado para que los espectadores puedan perderse con más facilidad y su sentido de la proporción en redes triangulares, volumétricas que les rodean, redes a través de las que se mueven como aviones que navegan por las brechas de un banco de nubes».
La red de influencia entre Gego, Saraceno, Shiota y Nikolic es evidente, no sólo en la similitud de sus estructuras resultantes sino también en los principios innatos que ligan su trabajo. En Questioning the Line: Gego in Context (2003) (Cuestionando la línea: Gego en contexto) las conservadoras Mari Carmen Ramírez y Theresa Papanikolas bosquejan una comparación entre la Reticularea de Gego y el rizoma de Deleuze y Guattari:
Igual que en el rizoma, dos reglas principales en lugar de un plan maestro: un principio de “conexión” y un principio de “heterogeneidad” … Al conectar cualquier punto con cualquier otro, la Reticularea, igual que todos los rizomas, “hace varios” sin añadir una “dimensión superior”, si nada empieza nada termina, sino que está siempre en el medio», en “medio de las cosas» y, por lo tanto, siempre le falta un punto culminante».
El rizoma no sólo es una robusta metáfora del trabajo de Gego sino también de todos los artistas que están en la esfera del networkismo. El rizoma muestra una concepción enteramente nueva de la cualidad estética opuesta a nuestra obsesión por el orden, la pulcritud y la narrativa lineal, que se basa en la multiplicidad y en la interconexión para expresar la construcción interna del mundo y su sorprendente belleza invisible. «La red no tiene centro, ni órbitas, no hay certeza», escribe el editor tecnólogo y escritor Kevin Kelly. «Es una red indefinida de causas.» Si la ciencia de la complejidad es el mentor científico del networkismo, entonces el rizoma es su contraparte filosófica.
El networkismo tipifica una nueva concepción del arte, que se extiende tan rápido como nuestro ojo científico nos puede llevar y aceptar todas las escalas de la comprensión humana, desde átomos, genes y neuronas hasta los ecosistemas, el planeta y el universo. Una consecuencia aparente de la conectividad compleja de la vida moderna, el networkismo sigue una idea revisada de la metanarrativa, introducida por el filósofo francés Jean-Francois Lyotard en la década de 1970, en este caso relativo a la omnisciencia de la ciencia. La red está en el centro de esta creencia, encarnando una verdad trascendente y universal, un arquetipo que representa a «todos los circuitos, toda la inteligencia, toda la interdependencia, todas las cosas económicas, sociales o ecológicas, todas las comunicaciones, toda la democracia, todas las familias, todos los los grandes sistemas, casi todo lo que nos parece interesante e importante.» En última instancia, el networkismo es un testimonio absorbente de la amplia influencia de la red.
A medida que reconocemos su ubicuidad, no como un modelo superficial, sino como una fuerza dinámica estructural, la red continuará desafiando a cualquier noción convencional de la belleza. La conciencia de esta extensa topología (como concepto del rizoma) está impulsando un cambio perceptual considerable, en sustitución de muchas de las cualidades dudosas de la complejidad por otras nuevas, evocadoras. Las redes nos muestran que hay orden en el desorden, que hay unidad en la diversidad y, sobre todo, que la complejidad es asombrosamente hermosa.
Extraído de: Lima, M. (2011). Visual Complexity: Mapping Patterns of Information. Princeton Architectural Press.
Otras referencias:
Referencias en web
http://www.visualcomplexity.com/vc/project.cfm?id=682
http://www.networkism.org/nw/index.cfm
Imagen: http://www.flickr.com/photos/plakhova/3283452882/
Imagen: http://blog.tariqdesign.com/293/
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