Teniendo en cuenta que la Red de Redes ha roto, y descuartizado, todos los esquemas de las bienpesantes Sociedades Generales de Autores y de las grandes discográficas al modificar los canales de difusión, información y creación, las compañías de discos siguen, erre que erre, con su batalla.
Una lucha perdida de antemano, que involucra enfrentamiento y linchamiento ante el gran público. Internet es por tanto el medio encargado de crear alternativas y esta es la línea de acción a seguir. Está claro que demonizar la Red, poner barreras en forma de sistemas anticopy, ilegales ya que se permite la copia privada, y demás iniciativas trasnochadas hacen que el Gobierno de turno y las Sociedades «protectoras» de los autores, tipo SGAE, estén perdiendo el norte, y lo único que quieren es sacar dinero, como intermediarios, a costa del artista y, no solo del artísta, también del consumidor, claro. Para eso se aplica un canon que si nadie lo remedia se ampliará a discos duros, conexiones a internet, etcétera….
Al no existir un criterio coherente para luchar por los derechos de los artistas y a la vez defender al consumidor, sin cuyo dinero no habría negocio, entramos en la ceremonia de la confusión. Telespectadores, lectores y oyentes están perdidos ante conceptos vagos como «pirateria» y «descarga ilegal» de ficheros con copyright a través de internet.
Por tanto, vamos a plantear soluciones y alternativas que van aflorando en el mundo Internet para subsanar esos errores:
1) Los músicos, y los artistas por extensión, se sienten por momentos «asfixiados» por sus contratos leoninos con las
discrográficas (un ejemplo de ello se puede ver en la última pelicula de Benito Zambrano «Habana Blues») y su válvula de escape es autoproducirse. Hay casos concretos de músicos que se han ido de su respectiva discográfica, caso de
Kiko Veneno o
Quique González
y varios cantautores que deciden hacer la guerra por su cuenta. Incluso artístas de más renombre han empezado tímidamente a «colgar»
canciones en la red, como por ejemplo Prince, David Bowie, U2, etc.
La citada «asfixia» es causa del inexistente margen de maniobra con que cuentan los creadores que son los que ponen más carne en el asador y sólo se llevan entre un 10% y 15% de los beneficios que genera su trabajo.Por otro lado el mayor porcentaje de beneficios está en los conciertos. Con lo cual y teniendo en cuenta que solo un 10% (aproximadamente) de los músicos vive de la música… ¿Donde está entonces el beneficio de un artísta que se dedica a la música?
Pues muy sencillo, en los intermediarios. Esas «aves de rapiña» que buscan cualquier resquicio para hacer dinero.
El músico por tanto debe buscar alternativas, tipo ArtistShare.com, en la que los
artístas producen sus propios discos y esta empresa los distribuye a través de su plataforma a cambio de una factura inicial que ronda el
15% de los ingresos por venta y en el que el margen de beneficios del artista es mucho mas amplio. Un 85% o más por ventas realizadas.
Otro sistema es Faircopy, en el que se pueden compartir archivos de forma legal y luego redistribuirlos por parte del autor o el comprador. Se comparte también en redes P2P para una mejor
distribución, pero acceder al archivo completo sin limitaciones solo es posible cuando se compra a través de Internet y con el programa FCTool se desencripta el fichero.
Existe también una Plataforma de Autoeditores (PAE), que se creo en el año 2002 con la intención de aunar esfuerzos entre unos 36 grupos con sus propias compañias independientes, también ayudan a los nuevos grupos a autoeditar sus temas. Están grupos importantes dentro de este colectivo como Ojos de Brujo o Sin papeles.
También existe la versión más libre de descarga a través de copyleft o de una licencia Creative Commons que es una organización dedicada a promover el acceso a la cultura y a una mayor
flexibilización de las leyes de propiedad intelectual.
La idea es que el artista que quiera distribuir en Internet su obra de forma libre, tenga un respaldo legal para fijar con claridad qué uso se puede hacer de su obra. Para eso la organización ha desarrollado una serie de licencias modulares. Cuando un autor pone una licencia Creative Commons en su obra, da permiso para que se copie y distribuya. Además, decide si acepta que se use con fines comerciales o si permite que surjan obras derivadas de la suya. Varias universidades promueven entre sus profesores el uso de estas licencias. Escritores, pintores y músicos han colgado en la red con esta licencia sus obras que pueden ser, según los casos, copiadas e incluso modificadas.
Esto es un buen punto de partida para promocionarse y darse a conocer.
En principio, este punto nos sirve para tomar contacto y ver que hace falta un impulso y una determinación propia para librarse del principal causante de la pirateria: los precios y la falta de alternativas para el consumidor.
2) Aquí entramos en el meollo de la cuestión para que todas estas alternativas florezcan como flores en mayo. Y para ello se requiere
encajar en esta revolución digital de la música el concepto de distribución y promoción. Todavia sin una forma determinada y sin unos
canales definidos, ya que son conceptos nuevos, pero se necesita conocer a los artistas y su musica, se necesita verlos, se necesita de una entrevista, etc.
Proyectos pilotos como el de Ignacio Cofrade desde Sevilla, que ganó el «III Concurso de Emprendedores Universitarios», y que consiste en una empresa de gestión de conciertos y venta de música bajo licencia Creative Commons, donde el beneficio está en los directos: «Con la distribución masiva de música, gracias a su libre copia y difusión sin ánimo de lucro, aumentará la demanda de conciertos y desaparecerá la venta física de discos» como bien dice el autor.
Por otro lado (y perdón por la autocita), nosotros estamos poniendo nuestro pequeño granito de arena difundiendo a través de Internet en la emisora Bytes & Beats contenidos que tienen licencia Creative Commons y que deben sonar en emisoras alternativas para darse a conocer.
En cuanto a la prensa musical es poco lo que se recoge acerca de contenidos libres. Una excepción la encontramos en la revista Go-mag con secciones como la que trae todos los meses llamada «Formato MP3».
3) Un error grande en la sociedad de la información es tratar de restringir y legislar de manera negativa, o sea, impidiendo la fluidez de sus contenidos. Esto es lo que están haciendo muchos de los gobiernos y el español en concreto con la Ley de Propiedad Intelectual. Se aprobará en unos meses una de las leyes quizá más polémicas y de la que disponemos de un borrador en el que no aparece ningún signo de lo que debería ser,
un fomento de la creación y un normativa de protección de los autores, en el sentido más amplio en el que deberían mostrarse todas las
posibilidades de protección desde el clásico «copyright» hasta los sistemas más contemporáneos como el copyleft.
No hay nada de eso, sino castigos, penalizaciones y criminalizaciones que impedirían el desarrollo y la investigación tecnológica de un país como el nuestro.
También encontramos artículos que podrían cercenar los derechos más elementales y no se acomete el problema social del «canon del CDROM» que lo unico que hace es «sacar» dinero limpio para las Sociedades Generales de Autores (qué ironía llamarse así…) y que no llega como debiera a los verdaderos autores que son a quienes hay que compensar. Con todo esto, nos unimos a la postura que mantiene Hispalinux o que sintetiza bien la
pastilla roja en que que se dice al final del discurso de «La Propiedad Intelectual y la Sociedad del Conocimiento»:
Por ello instamos al Gobierno y a todas las fuerzas politicas a que tomen en consideración que la «propiedad intelectual» no es un fin en
si mismo ni en realidad una forma de propiedad sino aquello que le es propio y consustancial al ser humano….. y que el hecho de que a lo
largo de la historia no se haya podido impedir usar el conocimiento aportado por los demás, copiarlo, modificarlo y redistribuirlo ha sido
precisamente lo que ha permitido el avance de la Humanidad. La esencia de la Era Digital es precisamente que todo el conocimiento puede estar al alcance de todos y que todos aportamos conocimiento a todos, pero intentar regular la «propiedad intelectual» de la misma manera que se hacía en la era analógica no facilitará el reparto de riqueza, sino que podría suponer un impedimento a la creación y la innovación; y
podría poner en peligro el futuro de las nuevas generaciones y nuestro propio presente.
Tomen nota porque aquí no acaba la cosa, continuaremos analizando los errores y lagunas de estas leyes y el papel del creador en este mundo cambiante de las nuevas tecnologías.
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…próximamente más enlaces…
Artículo escrito por Fernando S. con la ayuda inestimable de modificación y corrección de Roberto Antoraz