La arquitectura es un campo fundamental para genenar espacios de aprendizaje en un futuro. Hoy vamos a tratar un tema que no sale en ninguna informe sobre el aprendizaje y tecnologías para un futuro próximo. Yo apuesto por él y no quisiera generar «cliqués» y tópicos de lo que podría ser como lo hice ya con el post de visualización ambiental. Los espacios responsivos [que son sensibles y responde al entorno o medio] se remontan a investigaciones futuribles de anteriores décadas. Viene del mundo de la arquitectura como campo señero para ir aplicando estructuras en 4D o cuando el espacio se convierte en formas y puedes interaccionar con los objetos, artefactos de los entornos físicos. Este tipo de arquitecturas trabajan con espacios y los espacios será la fuente y el medio (como si se tratara de un papel) para ir configurándolo a tu medida y donde los datos recibidos en tiempo real hace que se transforme constantemente. Nunca habrá una estructura espacial idéntica. Siempre en constante cambio como si se tratara de una red social, en la que no hay dos estructuras idénticas.
La arquitectura responsiva es un campo en evolución de la práctica e investigación arquitectónica. Lo mismo que la arquitectura interactiva. Las arquitecturas sensibles son aquellas que miden las condiciones actuales del entorno a través de sensores para posibilitar que los edificios se adapten en forma, aspecto, color o carácter adaptable (eje centra de esto son lo que llaman los actuators=actores + sensores).
Las arquitecturas responsivas pretender refinar y ampliar la disciplina de la arquitectura perfeccionando la intervención energética de los edificios con tecnologías adaptables (sensores/control de sistemas/actuators) mientras que también producen edificios que reflejen las condiciones tecnológicas y culturales de nuestro tiempo, equiparándose construcciones como estructuras en red.
Las arquitecturas responsivas (receptivas/adaptables) se distinguen de otras formas de diseño interactivo en la incorporación de tecnologías inteligentes y adaptables en los elementos fundamentales de la fábrica de edificios. Por ejemplo: a través de la incorporación de tecnologías adaptables en los sistemas estructurales de los edificios, los arquitectos tienen la aptitud para vincular directamente la forma de un edificio con su entorno. Esto capacita a los arquitectos para reconsiderar la forma en que diseñan y construyen el espacio mientras se esfuerzan en hacer avanzar la disciplina en lugar de aplicar patchworks de tecnologías inteligentes a una visión existente de concepto “edificio”.
Nicholas Negroponte acuñó el término “arquitectura receptiva”, concebido durante los últimos años de la década de los 60 en el siglo pasado, cuando se estaban explorando los problemas de diseño espacial mediante la aplicación de la cibernética a la arquitectura. Negroponte propone que la arquitectura adaptable es el producto natural de la integración de la potencia de la computación en espacios construidos y estructuras, y eso da como resultado edificios mejor realizados, más racionales.
Son entornos adaptativos a las circunstancias por medio de sensores. No son arquitecturas fijas ya que están en constante cambio. Esto tiene que ver con lo que entendemos con la personalización, pero una personalización que va más allá tal como la entendemos ahora y una interacción más compleja de lo que entendíamos hasta ahora.
Mientras que la personalización es normalmente visto como una estática del producto final que ha sido diseñado y creado para satisfacer las necesidades y los deseos de un individuo, un entorno responsivo o sensible puede ser visto como una forma de personalización dinámica, un «producto» que se adapta o interactúa con una persona, ya que utilizan u ocupan, dándole una existencia en una cuarta dimensión. Este tipo de espacios y objetos se han vuelto muy comunes hoy en día por lo menos por dos razones entrelazadas:
a) uno de ellos la demanda del consumidor para la personalización,
b) y el otro es el aumento de la tecnología interdisciplinar (los avances en varios campos para abordar el tema) que ha permitido su creación. El arquitecto Antonino Saggio sostiene que en realidad es la primera razón y que es la causa de la reciente cambio de enfoque a la arquitectura adaptable. Se trata de una perspectiva sociológica, ya que en esta segunda era consumista donde se establece costumización y personalización de los productos. Vicente Verdú desde «El planeta americano» trata esta idea también. Aquí estaríamos hablando del espacio en 4D, ya que el deseo del consumidor por la interactividad y la capacidad de tener control sobre su espacio es la fuerza motriz de esta dirección (consumista) en lugar de el advenimiento de las tecnologías que lo hacen posible. Este debate se remonta a la anécdota del huevo y la gallina – si es posible descifrar el orden de importancia del consumismo personalista (del cual vuelve hablar Vicente Verdú en su último libro) frente a la tecnología es probablemente imposible de probar. Es un campo en evolución de la práctica e investigación arquitectónica. Las arquitecturas responsivas son aquellas que miden las condiciones actuales del entorno (a través de sensores) que permite que los edificios adapten su forma, aspecto, color o naturaleza de manera receptiva o sensible (a través de actuators = actores + sensores). Las arquitecturas responsivas pretenden refinar y ampliar la disciplina de la arquitectura mejorando la posibilidad [affordance] de edificios con tecnologías receptivas (sensores/sistemas de control/actuators) mientras que también producen edificios que reflejen las condiciones tecnológicas y culturales de nuestro tiempo.
Un ejemplo de arquitectura-arte, grabado en intervalos durante dos horas:
<h2>Los entornos responsivos o sensibles</h2>
<h1>Principios</h1>
Muchos de estas ideas fueron surgiendo en los primeros años 70 del siglo pasado muchas de las ideas arquitectónicas que ahora se están llevando a cabo. Uno de estos visionarios fue Philip Vlasak que ya planteó proyectos responsivos. Como comenta Carmelo Rodríguez «algunos de sus entornos sensibles tratan de ocupar lugares inutilizados (como cines en las azoteas de los edificios reducidos a tendederos), responder al uso del espacio por parte de los viandantes (como edificios que cambian de color según los lugares ocupados en la plaza dónde se sitúan) o generar situaciones de acción a través del mobiliario urbano activando nuevos dispositivos (bicicletas que al pedalear sobre ellas generan chorros de agua a modo de fuentes)»
Posteriormente, se investigó dentro del ámbito de espacios o lugares. Y así llamándose «Responsive Environments». Hay un libro que marcó el despegué de esta perspectiva. Se trata de «Responsive Environments» (1985) de Sue McGlynn, Graham Smith, Alan Alcock, Paul Murrain y Ian Bentley y, por otro lado, el paper de Myron W. Krueger (1977) que es de anterior fecha.
Continuará en segunda parte….
Bibliografía y webgrafía en última parte.
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