Vivir es vivir en tanto que individuo que se enfrenta a los problemas de la vida personal, es vivir en tanto que ciudadano de una nación, es vivir, tambien, en la propia pertenencia al genero humano. Naturalmente, el estudio de la literatura, la historia, las matemáticas y las ciencias contribuye a la inserción en la vida social, y las enseñanzas especializadas son necesarias para la vida profesional. Pero, con la marginación de la filosofía y la literatura, en la educación es cada vez mas precisa la posibilidad de enfrentarse a los problemas fundamentales y globales del individuo, del ciudadano, del ser humano. Para poder plantear estos problemas es necesario reunir una serie de conocimientos separados en disciplinas. Se exige, así, una forma más compleja de conocer, de pensar.
Y esto es lo que querría aportar la reforma. Mientras no relacionemos los conocimientos según los principios del conocimiento complejo, seremos incapaces de conocer el tejido común de las cosas; solo veremos los hilos del tapiz, pero no podremos identificar el dibujo en su conjunto.
Por eso, la enseñanza que parte de disciplinas separadas en lugar de alimentarse de ellas para tratar los grandes problemas mata la curiosidad natural de todas las conciencias juveniles que se están abriendo y se preguntan ¿qué es el conocimiento pertinente?, ¿qué es el hombre?, ¿la vida?, ¿la sociedad?, ¿el mundo?
Deberíamos sustituir el sistema actual por un nuevo sistema educativo basado en la relación entre las cosas, radicalmente diferente, así, del actual. Dicho sistema permitiria fomentar la capacidad de la mente para pensar los problemas individuales y colectivos en su complejidad.
Nos haria sensibles a la ambigiiedad, a las ambivalencias, y enseñaría a asociar terminos antagónicos para captar la complejidad. Enseñaría tambien a situar toda la información, todos los datos en su contexto, y en el sistema del cual forman parte. Mostraria las diversas formas de racionalidad (teórica, critica y autocrítica), sus perversiones (racionalización, razón instrumental), la necesidad de una racionalidad abierta (tanto a los datos que la contradicen como a la critica externa). La racionalidad cientifica produce teorias biodegradables, a diferencia de la racionalidad cerrada (doctrina), que refuta a priori todo lo que la contradice. Así pues, hay que enseñar la diferencia entre teoria y doctrina. Una teoria, cientifica o no, esta viva en la medida en que es capaz de responder a sus críticos con una argumentación pertinente o coherente, en la medida en que puede dar cuenta de los hechos que se le objetan y, eventualmente, integrarlos modificándose a si misma. Cuando se demuestra que ha dejado de ser pertinente, acepta su propia muerte. La característica de una teoria científica, o solo viva, es la biodegradabilidad. En cambio, las doctrinas se niegan a morir, se cierran a los argumentos contrarios y se refieren siempre al pensamiento infalible de su fundador («coma dice Freud», «como escribio Marx», etc.).
El nuevo sistema educativo enseñaría una concepción complejizada de los términos, aparentemente evidentes, de racionalidad, de cientificidad, de complejidad, de modernidad y de desarrollo.
Enseñaría la ecologia de la accion, que indica que la accion, tan pronto se inicia, sufre las inter-retro-acciones del media en el que interviene, escapa a la voluntad de su iniciador y puede ir en el sentido contrario al deseado inicialmente. Transmitiria, pues, que toda decision, en el seno de un mundo incierto, comporta una apuesta y requiere una estrategia: la capacidad de modificar la acción en funcion de los acontecimientos que se produzcan o de las informaciones que se reciban por el camino.
Esta reforma se completa con los 7 principios que expone a continuación E. Morin:
Y sobre todo, a mi modo de ver. Formar a personas fuertes y resilientes, con «herramientas» para analizar, conocer y desarrollar estrategias para enfrentarse a la vida y al ingente conocimiento humano.
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