Desde este blog iremos poniendo alternativas económicas y sociales ante la muerte lenta de este capitalismo tal como lo conocemos hasta ahora. Ya he hablado de la escuela comunal. Necesitamos saber y estar informados. Pediría  las organizaciones y empresas que si se quieren sumar pueden hacerlo (mirar en la parte final de este post). La economía del bien común es un libro de 150 páginas que se publicó el 16 de agosto de  2010 en la editorial vienesa Deuticke. A principios del mes de junio se ha publicado en español en la Editorial Deusto y me lo he pillado en versión electrónica.

Los fundamentos teóricos habían sido elaborados en un libro precedente «Nuevos valores para la economía”, del mismo autor (Deuticke, 2008).
Desde entonces, una veintena de empresarios ha participado en la tarea de desarrollar y detallar el modelo. Uno de los objetivos de la publicación del libro es escapar de la estéril dicotomía “lo que no es capitalismo tiene que ser comunismo” y ofrecer una alternativa sistémica humana. En el apéndice del libro, 70 empresas apoyan el modelo con su firma – lo cual es una señal de que el modelo no sólo es una hermosa idea utópica, sino que ha emergido desde la práctica empresarial. Hoy, unas 250 empresas apoyan el modelo y 70 se han decidido a implementarlo. Se puede resumir algunos de los temas tratados en el libro en 15 puntos:
1. La economía del bien común reposa sobre los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones interhumanas: confianza, cooperación, aprecio, co-determinación, solidaridad, y acción de compartir. (Según recientes investigaciones científicas, las buenas relaciones interhumanas son uno de los factores que más contribuyen tanto a motivar a los seres humanos como a hacerlos felices. De este tema habla Y. Benkler en «El Pingüino y el Leviatán». Ver capítulo 1 en Google Play. Yo lo tengo en papel)
2. En la economía del bien común el marco legal experimenta un giro radical al pasar de estar orientado según los principios de competencia y avidez de lucro a los de cooperación y solidaridad. El significado del éxito empresarial cambia de beneficio financiero a contribución al bien común.
3. El bien común será predefinido en un proceso participativo desde abajo y luego pasado a una asamblea democráticamente elegida y anclada en la constitución a través de referéndum.
4. Un nuevo balance principal mide el bien común: el balance del bien común. Este balance mide rendimientos sociales, ecológicos, democrátios y de justicia distributiva, cuyo conjunto constituye el nuevo sentido de “éxito empresarial”. Este ya no se mide en términos monetarios, sino en puntos neutrales. El máximo que se puede alcanzar son 1000 puntos del bien común.
5. Las empresas con los mejores balances disfrutan de incentivos y ventajas legales que les permiten cubrir sus costes mayores y ofrecer los productos éticos a precios inferiores que los no éticos: tasas de impuestos reducidas, créditos con interés reducido, prioridad en la compra púbica y programas de investigación, …
6. El balance financiero será el balance secundario. El beneficio financiero, antes el fin de la actividad empresarial, se convierte ahora en un medio del nuevo fin: el bien común. Eso significa que sólo serán permitidas aquellas aplicaciones del beneficio financiero que aumenten el bien común: inversiones (con plusvalía social y ecológica), repago de créditos, reservas (limitadas), distribución a los que crean la plusvalía (máximo: 20 veces el salario mínimo) y créditos sin interés a co-empresas; mientras que las aplicaciones que reduzcan el bien común ya no serán legales: inversiones en los mercados financieros, adquisiciones hostiles, distribución a personas que no trabajan en la empresa, donaciones a partidos políticos.
7. Como el beneficio financiero ya no es un fin en sí mismo, las empresas recuperan la libertad de aspirar a su tamaño óptimo. Ya no tienen que temer que otras empresas se las “traguen” y ya no les estará permitido tragarse a otras empresas; no necesitarán tener que crecer para ser más lucrativas, poderosas o fuertes que l@s competidor@s. Todas las empresas serán redimidas de la coerción estructural de tener que crecer y devorarse mutuamente. Las desigualdades en las rentas y en la propiedad serán limitadas: la renta máxima no puede ser más de 20 veces la renta mínima; la propiedad privada no puede exceder 10 millones de euros;
el derecho heredetario se limita a medio millón de euros por persona, en el caso de empresas familiares a diez millones de euros por persona. Herencias que excedan estos límites serán distribuidas como “dote democrática” a miembros de la generación siguiente. El objetivo de la “herencia máxima” y “herencia mínima”: Cuanto más justamente distribuido esté el capital inicial tanto mayor será la igualdad de oportunidades.
9. Empresas grandes con más de 250 empleados pasan parcialmente a la propiedad de l@s emplead@s y l@s ciudadan@s; empresas con más de 5.000 emplead@s al cien por cien. L@s ciudadan@s serán representad@s por delegad@s directamente elegid@s en „parlamentos económicos regionales”. El gobierno no puede intervenir ni tiene propiedad en esas empresas.
10. El gobierno tampoco puede tocar los «bienes democráticos“ (esos bienes comunes), la tercera categoría de propiedad aparte de la gran mayoría de pymes privadas y unas cuantas grandes empresas de propiedad mixta. Bienes democráticos pueden ser: escuelas,universidades, hospitales, empresas de abastecimiento de agua y energía, telecomunicación, transporte público o bancas: la infraestructura básica.
11. Un bien democrático clave es «el banco democrático“ (Nota mía: la banca cívica es un paso intermedio). Este banco sirve – como todas las empresas – al bien común y está controlado como todos los bienes democráticos por la ciudadanía soberana y no por el Gobierno. Su servicio consiste en depósitos garantizados, créditos de interés reducido y cuentas corrientes gratuitas. Los mercados financieros tal y como se presentan hoy ya no existirán.
12. La democracia representativa será complementada por la democracia directa y la participativa. El pueblo soberano tiene el derecho a a) corregir a sus representantes (el parlamento y no tienen por que durar 4 años), b) iniciar y adoptar leyes, c) iniciar y adoptar un cambio de la Constitución, y d) controlar áreas claves de la economía como los bienes democráticos.
13. Aparte de la asamblea económica [del bien común] habrá otras convenciones para profundizar la democracia: convención para la educación, una convención para la democratización de los medios de comunicación, y una convención para la creación de bienes democráticos.
14. Para anclar los valores de la economía del bien común en las generaciones futuras tan profundamente como hoy está arraigada en la generación actual la visión del ser humano socialdarwinista y capitalista, propongo cinco nuevas asignaturas obligatorias: emocionología, ética, comunicación, educación democrática y experiencia de la naturaleza.
15. Como la noción de «éxito empresarial“ será diferente en la economía del bien común, otras competencias de gestión serán las más solicitadas. Las personas más responsables, sociables, empáticas y capaces de atender al bien de tod@s y de la comunidad ecológica, serán l@s modelos apreciad@s por la sociedad y las más buscadas por las empresas.

Las empresas que quieran apoyar el modelo de la economía del bien común pueden ponerse en contacto directamente con el autor (que domina bien el espanol): www.christian-felber.at o subscribirse directamente en la página web en la categoría «Unternehmen“. Está planeada una versión en español: www.gemeinwohloekonomie.org

Ver vídeo del mismo autor explicando la economía del bien común en Attac Tv:

 

Christian Felber – La Economía del Bien Común from ATTAC.TV on Vimeo.

Referencias:

Relación con la economía del comunal desde los buenos de El correo de las Indias.

Fuente: La economía del bien común: el modelo económico del futuro [pdf o aquí]

About the author

Fernando Santamaría González Soy un investigador y formador en espacios online. Trabajando e investigando en temas de aprendizaje emergente.