Ha llegado a mis manos un libro de Vicente Verdú, más concretamente el último, «Yo y tú, objetos de lujo. El personismo: la primera revolución cultural del siglo XXI», editado por la Editorial Debate, en el que comenta que junto a la desaparición de la cultura culta, se trenza planetariamente, individuo a individuo, la ilusión de un mundo mejor. La blogosfera y las tecnologías colaborativas juegan un papel importante en este desarrollo del personismo, como bien dice Vicente:

El deseo de encontrarse con extraños no es nuevo. Lo nuevo es la facilidad con que las nuevas técnicas permiten satisfacerlo. Los web sites han sido relativamente difíciles de construir, pero desde 1997 el blog parece haber resuelto el problema para cualquiera que se quiera dar a conocer y ser reconocido. Los blogs sirven como ejercicios narcisistas y como oportunidades para conversar con los demás, rectificar comentarios, hacer anotaciones al escrito del otro. Para los jóvenes, de cuya intervención se decide el futuro de los blogs, este medio está convirtiéndose en un espacio de discusión y hasta en exutorio para frustraciones de todo género.
Actualmente existen decenas de millones de blogs aunque sólo unos diez mil son realmente conocidos y visitados. Hay blogs dedicados a gatos, fútbol, sexo, Dios, programas de televisión, judo, recetas de cocina, música, escritura de cuentos. El blogging ha logrado su mundo particular o blogosfera, donde también se forman microcelebridades y villanos, obreros y bloguesía, lo que, en conjunto, constituye una sociedad virtual con sus habitantes, sus ritos, sus lenguajes que evolucionan a medida que los emisores y receptores se multiplican y entrelazan.
Algunos estudiosos de los blogs, como los profesores de ciencia política Daniel W. Drezner y Henry Farell, de las universidades de Chicago y Washington, consideran de extraordinaria importancia este género, que pone en comunicación a millones de individuos en la red y que está desplazando a las fuentes de información tradicionales como suministradores de verdad.
De hecho los blogs, que han servido como vehículos de contestación y protesta, de denuncia y de información veraz, han tentado también a las empresas, y Nike, Xbox, Siemens o Vichy se han planteado la siguiente cuestión: «Puesto que los jóvenes quieren expresarse, ¿por qué no aprovechar este deseo para que divulguen nuestras marcas?». Siguiendo esta inspiración, Vichy pidió a la agencia de comunicación Euro RSCG 4D abrir un blog para el lanzamiento de una nueva crema antiarrugas en la primavera de 2005; en éste una mujer, identificada como Clara, debía escribir su diario y transmitir a los internautas su experiencia del producto. Los textos desprendían, sin embargo, tanto tufo a publirreportaje que los bloguistas denunciaron el montaje y Vichy se vio obligada a reconocer la manipulación.
Un sitio en la red, www.freecycle.org, aparecido en 2003 y que frecuentan actualmente unos dos millones de personas tiene por finalidad dar a conocer, como en un barrio, aquello que alguien ya no piensa usar y podría servirle a otro. No es un trueque ni una subasta; lo que uno desecha, el otro lo aprovecha en un remedo de vida ecuménica y primordial.
Al lado de los blogs han ido creciendo, además, los wikis (documentos escritos que permiten la intervención de otros para cambiar o no su sentido, mejorarlo, desviarlo, erotizarlo), los grupos de discusión, los P2P (persona a persona), las herramientas para chat como IRC, los espacios compartidos para una colaboración virtual, los puntos de encuentro como Friendstar.com en la que se almacenan los amigos con sus respectivas fotos y datos, los sites comerciales o no, como Meetup y upcoming.org.

Actualización: una conferencia dada en la Fundación Vocento (Bilbao, 30 de enero de 2006)

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Fernando Santamaría González Soy un investigador y formador en espacios online. Trabajando e investigando en temas de aprendizaje emergente.