En estos últimos años, y de modo exponencial, estamos siendo testigos de como cuestiones que hasta hace poco eran ciencia-ficción o utopías poco a poco se van convirtiendo en realidad. Utopías como la de un idioma común para toda la humanidad están a punto de dejar de serlo: están empezando a aparecer “mecanismos” que permiten hacerse entender desde cualquier idioma, incluso sin emitir sonido alguno.
El artífice de la utopía de “una lengua universal”, esperanto tecnológico, es Szu-Chen Stan Jou, estudiante de doctorado del Instituto de Tecnologías del Lenguaje de la universidad estadounidense Carnegie Mellon. Jou mostró los resultados de su investigación(pdf, 209 Kb): con sólo once electrodos colocados en su cara y cuello, que detectaban los movimientos musculares, y sin necesidad de emitir sonidos, fue capaz de hacerse entender en inglés y en español. Mientras él articulaba en mandarín, un software interpretaba lo que él decía y un sintetizador de voz emitía sus palabras traducidas.
La herramienta construida por Jou, aún está en fase de experimentación, pero abre grandes expectativas. El problema de la Torre de Babel ya dejó de serlo.
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