En Australian Flexible Learning Framework nos hablan de las posibilidades de los entornos virtuales ayudan para experimentar con el mundo real. Están construyendo proyectos de aprendizaje inmersivo en mundos 3D. Lo definen como un espacio en el que los usuarios pueden mover, ver, construir y modificar objetos. Los usuarios interactúan vía los avatares, que es la representación de una persona. La persona encargada del proyecto, Julie van der Klift, nos dice:

… un entorno basado en un mundo virtual, podría sobrepasar las barreras asociadas con la evaluación de los estudiantes en competencias que tengan alto nivel de riesgo para estudiantes, clientes, instructores o para el público en general… Por ejemplo, se ha creado un centro de salud virtual para que los estudiantes practiquen y evalúen competencias tales como hablar a los clientes intoxicados de los clientes del riesgo de autolesión o suicidio o proporcionar cuidados a los discapacitados.
“Un entorno virtual permite sumergir a los estudiantes de forma más sana en situaciones en las que que puedan practicar opiniones críticas, tomar decisiones, experimentar y adquirir confianza antes de hacerlo en el mundo real” dice Julie.

Los mundo virtuales no sólo pueden usarse en el mundo de la medicina; también nos sirve también para las prácticas de enseñanza, tutorías o trabajos en equipo para nuestra experiencia de formación de maestros en la Universidad de León.
Aunque se siga hablando de Second Life de manera comercial y de fracaso de empresas en la introducción de un mercado virtual (algo que ya lleva desarrollándose desde los años 70con el MUD, nada nuevo). Sí que es cierto, de que como en todo, habrá elementos y áreas dónde esto no funcione, pero tiene un inmenso potencial en algunos aspectos de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Second Life llegará hasta donde quiere que lleguen los elementos del metaverso. Seguiremos hablando de proyectos y documentación en SL.