Dice un libro que compré hace una semana: «Le educación según John Dewey» de Maite Larrauri – Max en Tandem Ediciones:
Dewey defenderá que las escuelas tienen que crear un ambiente, porque es el ambiente el que educa. Dirá y repetirá hasta la saciedad que la educación no es una preparación para la vida, sino que es la vida. Ya que la escuela tiene que crear el ambiente, que no será un ambiente espontáneo sino organizado, o sea pensado, se trata de seleccionar en este ambiente los aspectos con los cuales se requiere restablecer la continuidad y no introducir aquellos otros que deberían ser superados, en aras de una mejora de la humanidad. Los humanos, como las hormigas, no tenemos una esencia con fines preestablecidos. Como además nuestras condiciones vitales cambian con mucha velocidad en estos momentos, podemos transformar, mejorar y corregir algunas cosas de las que hemos estado haciendo en siglos pasados.
La escuela no tiene que capacitar para una vida futura porque no podemos seguir creyendo que existen las capacidades aparte de su realización, porque no se pueden establecer cuáles son esas potencialidades ya conocidas a priori y que habría que desarrollar, porque hay que descubrir de qué capacidades está dotado cada individuo (se puede hacer esto con la nueva era analítica) y descubrirlo/insights en la acción (quantified self, una autocuantificación de todo los procesos en tiempo real y al instante presente). No existen dos niños iguales. La escuela es experiencia y vida: en ella cada niño y cada joven tiene que vivir y convivir en un ambiente organizado adrede para llevar a cabo las experiencias que irán desvelando de lo que es capaz. Esas experiencias serán formativas, si con ellas se restablece la continuidad de la vida y readapta el ambiente a las necesidades humanas.
Esto es lo que entendemos por #eduvida desde que lo expuse en el TEDxLeon. Educación con/para/en la vida. He puesto algunas ideas entreparéntisis a esta cita literal.
p. 29-30 en La Educación según John Dewey