¿Qué tipo de intelectuales implican las redes sociales e Internet, en sentido amplio? Es cierto o es polémico lo que describe Nicholas Carr en libro «Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? » y nuestra generación que se encuentra entre dos aguas creo que estamos viviendo el proceso de transformación en nuestras propias carnes. Lo que es cierto es que como toda herramienta tecnológica que opera en el ámbito cognitivo hace florecer unas habilidades y competencias y desaparecen otras o se convierten estas en mínimos. La neuroplasticidad de nuestro cerebro hace que esto no sea un hecho irreversible en nuestras conexiones sinápticas. Aquí va la referencia de N Carr:
Dada la plasticidad de nuestro cerebro, sabemos que nuestros hábitos online continúan reverberando en el funcionamiento de nuestras sinapsis cuando no estamos online. Podemos suponer que los circuitos neuronales dedicados a explorar, filtrar y realizar múltiples tareas se están ampliando y fortaleciendo, mientras que los que utilizan para leer y pensar profundamente, con una concentración sostenida, se debilitan o erosionan. En 2009 investigadores de la Universidad de Stanford encontraron indicios de que este cambio pueda estar ya en marcha. Le dieron una batería de test cognitivos a un grupo de usuarios habituales de la multitarea, así como a otro grupo de usuarios multitarea comparativamente esporádicos. Encontraron que los usuarios multitarea habituales se dejaban distraer mucho más fácilmente por «estímulos irrelevantes del entorno», tenían un control significativamente menor sobre el contenido de su memoria de trabajo y, en general, eran mucho menos capaces de mantener concentración en una tarea concreta. Mientras que los usuarios multitarea infrecuentes demostraron un control relativamente fuerte «de la atención de arriba abajo», los habituales demostraron «una mayor tendencia al controlar su atención de abajo arriba», lo cual sugería que «podrían estar sacrificando el rendimiento en la tarea primaria para dar cabida a otras fuentes de información». Los usuarios multitarea intensiva son «pastos de irrelevancia», comentó Clifford Nass, catedrático de Standford que dirigió la investigación[…]. Michael Merzenich ofrece una evaluación aún más sombría. Al realizar simultáneamente varias tareas online, dice, «entrenamos nuestros cerebros para que presten atención a tonterías». Las consecuencias para nuestra vida intelectual puede demostrarse funestas.
Las funciones mentales que están perdiendo la «batalla neuronal por la supervivencia de las más ocupadas» son aquellas que fomentan el pensamiento tranquilo, lineal, las que utilizamos al atravesar una narración extensa o un argumento elaborado, aquellas a las que recurrimos cuando reflexionamos sobre nuestras experiencias o contemplamos un fenómeno externo o interno. Las ganadoras son aquellas funciones que nos ayudan a localizar, clasificar y evaluar rápidamente fragmentos de información dispares en forma de contenido, las que nos permiten mantener nuestra orientación mental mientras nos bombardean los estímulos. Estas funciones son, no por casualidad, muy similares a las realizadas por los ordenadores, que están programados para la transferencia a alta velocidad de datos dentro y fuera de la memoria. Una vez más, parece que estamos adoptando en nosotros mismos las características de una tecnología intelectual novedosa y popular. […]
La Red nos ofrece un acceso instantáneo a una biblioteca de información sin precedentes por su tamaño y alcance, y nos facilita su ordenamiento: encontrar, si no exactamente lo que estábamos buscando, por lo menos algo suficiente para nuestros propósitos inmediatos. Lo que la Red disminuye es el primer tipo de conocimiento al que aludía Johnson: la capacidad de conocer en profundidad una materia por nosotros mismos, construir con nuestra propia mente el rico y peculiar conjunto de conexiones que alumbran una inteligencia singular.
(p. 174-176)
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Interesante.
Un saludo.