«El alumnado tiene un papel más activo, el intercambio entre docentes y alumnos es más colaborativo y la figura del profesor adquiere una nueva dimensión como verdadero administrador de todo el proceso», dice Domínguez. «Este cambio requiere de circunstancias favorables, tanto en el ámbito de las dotaciones tecnológicas a los colegios como, sobre todo, de la formación y motivación de los docentes».
[Vía Ciberp@is: Los juegos educativos amplían su oferta para los ordenadores de las escuelas]