Me he topado con un interesante artículo de Vicente Verdú en el que vuelve a surgir, con la aplicación de las nuevas tecnologías en la enseñanza, el concepto de la antiescuela (Goodman, Reimer e Illich). Es recomendable echarle una lectura.Termina con estas palabras a las que se le podía añadir más recursos educativos:
Pero ¿podría llevarse a la práctica un proyecto de esta naturaleza sin un grave trastorno de la cultura en general? El fenómeno se encuentra hoy mucho más favorecido por el acceso a las incontables fuentes de saber a través de Internet, por la extensión de los videojuegos educativos que, por ejemplo, ya emplean en sus asignaturas la tercera parte de los profesores del Reino Unido y a través de los cuales se avanza tanto en el conocimiento de la historia como en el alivio de la obesidad mórbida de los alumnos.
La interacción es la base del conocimiento o la curación. Pero, al lado de esta nueva manera de crear, asumir o intervenir ¿no parece demasiado pasiva la clase tradicional? ¿No parece demasiado mostrenco el sistema de alistar a unas decenas de estudiantes en la rigidez de un aula? Todo lo que se debata hoy sobre la enseñanza se confundirá enseguida con la más directa investigación de un nuevo sujeto y una cultura en mutación, inconteniblemente en marcha.