Según Wenger, McDermott y Snyder (2002) una comunidad de práctica (CP) es “un grupo de personas que comparten una preocupación, un conjunto de problemas o un interés común acerca de un tema, y que profundizan su conocimiento y pericia en esta área a través de una interacción continuada”.
Una de los elementos más importantes en una comunidad de práctica es la negociación de significados que debe establecer el moderador (o profesor en este caso) para garantizar su funcionamiento. Debe promover, gestionar y activar la participación entre sus componentes. Graham Attwell ha escrito un post en el que nos da unas quince recomendaciones para que una comunidad en practica tenga algún éxito en nuestros propósitos:
Factores de éxito críticos para la implementación de comunidades de práctica
El éxito de una comunidad de práctica, a largo plazo depende de los participantes de la comunidad, a causa de la participación voluntaria, autodeterminación y relevancia práctica para los in dividuos y para la organización. Estos aspectos pueden desarrollarse mejor cuando se tienen en cuenta los siguientes factores críticos de éxito.
- Es importante no emplear criterios muy específicos y angostos con respecto a lo que constituye una Comunidad de Práctica (CoP) y cuando una tiene éxito. La definición de comunisdades es una tare intrínsecamente complicada, porque por su naturaleza no tienen una delimitación claramente establecida.
- Los componentes de una comunidad de práctica han de experimentar la relevancia y percibir que las metas de la comunidad son útiles. Han de ser capaces de identificarse con ellas para llegar a ser «propietarios» de la comunidad y entusiasmarse con ella.
- Los partícipes de una comunidad de práctica tienen que estar convencidos de que perfeccionan y aprenden (nuevas) competencias que se encaminan a mejorar el rendimiento en el trabajo.
- Para darse cuenta de esto dentro de la comunidad, necesitan estar comprometidos y tener confianza mutua. Cada miembro de la comunidad ha de sentir que el resto valora su participación. En la mayor parte de los casos por el conocimiento que aportan a la comunidad, pero también por su forma de trabajar y comunicarse.
- El emprendedor de una comunidad de práctica ha de estar preparado para dar un importante grado de autonomía a los partícipes.
- Los partícipes deben tener habilidades sociales bien desarrolladas. Trabajar juntos dentro y fuera , la comunidad caminará más rápido hacia nuevo conocimiento, comprensión y soluciones, que cuando intentan resolver los problemas de manera individual.
- Especialmente en la fase inicial, hay que prestar mucha atención a que los propios componentes participen en la construcción de la comunidad.
- Los conflictos han de ser tratados de una manera oportuna y respetuosa. a solución de un conflicto no se considera como victoria o derrota de un componente, sino como una oportunidad de aprendizaje para la comunidad de manera general.
- Debe existir diálogo. Las conclusiones han de ser extraídas de forma colaborativa. Han de ser respetadas las opiniones de todos los partícipes. Las conclusiones no han de ser impuestas por el moderador.
- Los partícipes deberían sentir la comunidad como un entorno sin riesgo alguno en el que expresar opiniones y posturas sin miedo, sentirse libres de plantear preguntas y de explorar soluciones inconformistas e ideas creativas.
- Los participantes han de tener sensación de compromiso y apoyo por parte de los directivos de la organización (si es pertinente)
- Los partícipes viven su participación como una contribución a su crecimiento personal. El fondo es que esos participantes experimenten eso a partir del conocimiento adquirido, su rendimiento en el trabajo en un hotel, restaurante, hotel, etc. en donde su trabajo se ha intensificado
- Los participantes se dan cuenta del valor añadido de que la comunidad es de naturaleza multidisciplinar y está formada por personas de estratos jerárquicos distintos de los de la organización.
- Como consecuencia de que la comunidad de práctica funciona en gran medida virtualmente, necesitará el apoyo de herramientas de trabajo colaborativo fiables que permitan ampliar el abanico de funcionalidades a medida que se va desarrollando la comunidad.
- Los dirigentes de la organización (si es pertinente) han de entender y apoyar activamente la importancia estratégica de las comunidades de práctica, pero no deberían implicarse directamente en su trabajo diario o en los objetivos que propone dicha comunidad. Han de aceptar y confiar en la comunidad como una unidad «auto-dirigida».