¡Cómo me gustó el artículo de Mario Núñez con el título
Blog sobre la falta de decencia en la docencia!
Real como la vida misma. Lo estoy viendo de primera mano a través de mi contacto con profesores universitarios doecentes, de los que también hay.
Me llama la atención el hecho de que el término indoecencia (que por cierto no está en la Wikipedia) tenga un origen tan lejano en el tiempo y tan cercano en la realidad actual de la Universidad, al menos de la que yo conozco, y a la que miro con una visión más crítica de la que tenía cuando era estudiante.
Mario escribe sobre indoecencia:
(Del lat. indœcenti(a). 1. f. Falta de decencia en la docencia. 2. f. Dicho o hecho de un profesor universitario vituperable o vergonzoso.
Ya que es más práctico ser positivo frente a la vida, quiero fijarme en los profesores, de los que hay muchos, que de verdad manifiestan entusiasmo por su profesión. Hay que entender que la comunicación (el gran reto que Internet posibilita) no es fácil, ni con los estudiantes ni con los colegas. Me comentaba una profesora universitaria de 50 para arriba y aún con ganas:
«Nací en un pueblo sin luz eléctrica ni agua corriente. Hace 32 años que empecé a trabajar y me sentía útil como divulgadora de información. No había oido hablar nunca de teorías de aprendizaje. Mucho menos de constructivismo, constructivismo social, metacognición (que tampoco está en la Wikipedia en castellano), etc. Y, muchísimo menos de metacognición (que tampoco está en la Wikipedia en castellano), software social, etc. Me sabía la materia y creía ¡ilusa de mi! que eso era suficiente para que los estudiantes transformasen la información que les proporcionaba en conocimiento. Ahora me encuentro con que la información, al menos en la vieja Europa Occidental, está al alcance de casi todos (de casi todos los nativos, quiero decir, porque la población inmigrante es otra cosa; otro tema muy serio al que deberíamos enfrentarnos). Creo que mi papel ahora mismo es hacer de correa de transmisión entre la información y los estudiantes, para que ellos la transformen, con mi ayuda, en conocimiento útil.»
El planteamiento de esta profesora doecente se acercaba mucho al concepto de
Conclusión (para los que supuestamente conocemos algunas de las herramientas web 2.0 potencialmente útiles para el proceso de aprendizaje/enseñanza: demos un voto de confianza y pongamos nuestro granito de arena para ayudar a los que aún mantienen la utopía de que los profesores, en el marco del EEES, tiene como misión fundamental poner a los estudiantes en situación de aprender a aprender (no es publicidad del libro; simplemente es el agradecimiento a los autores que me pusieron en contacto, hace años, con el concepto; he de confesar que no se me había ocurrido).
Estos profesores seguro que se animarán al ver, tanto el artículo de Mario, como el blog Indoecencias. Gracias en mi nombre y en el de ellos (y ellas).
En la situación actual, tal y como está planteada la LOU y la ANECA, un profesor universitario no tiene que ser profesor, sino investigador. La docencia es un mero tramite, pero lo que realmente exige ANECA para llegar a ser funcionario es investigación y publicación en Journals de reconocido prestigio internacional. Ello explica el motivo de que la mayoria de los profesores universitarios que han comenzado desde la LOU presten la minima atencion posible a la docencia.
Completamente de acuerdo con tu comentario. Hay veces que uno piensa que la Universidad perdió de vista su función social, que no se acomoda a los tiempos, que sigue instalada en estructuras de hace cientos de años, cuando los problemas sociales eran otros, cuando las necesidades básicas de comida y casa no estaban cubiertas… Para muchos ahora lo están y, desde la sociedad del ¿bienestar? miramos especialmente el ombligo… La educación: tema clave para que los que diseñan LOU’s tengan en cuenta. Educación, que no es lo mismo que enseñanza ni que investigación.